lunes, 15 de julio de 2013

El Becerro de Oro y el derecho a la vivienda (Carlos Parejo)


El decreto andaluz contra los deshaucios está en peligro. Me imagino el escenario. El ministro andaluz llega, cual Judas, a entrevistarse con el Presidente del Banco Central Europeo. Éste, persuadido, da la orden recriminatoria. ¿Cómo se van a expropiar temporalmente pisos vacios a la Banca? ¿No es esa medida un atentado a lo más sagrado de la Europa atea y laica, cuyo destino depende del Becerro de Oro? ¡Prohibámosla, antes que el ejemplo se extienda¡ ¡Hay que cortar el mal revolucionario de raíz, lo más rápido posible¡

El ministro andaluz vuelve al aeropuerto de Barajas mucho más tranquilo. Y sus asesores despliegan la semana siguiente un arsenal de descalificaciones demagógicas, debidamente estudiadas, en los medios de comunicación: ¡Es una medida ilegal, populista, torticera, partidista, aventurera….¡

El decreto antideshaucios había sido estudiado con prudencia. Su coste no era ni la milésima parte de lo que había despilfarrado la Banca española en los últimos años. Sólo se expropiaba el uso durante tres años, para dejar habitar las viviendas a familias sin recursos y en situación de desempleo. Se podía así evitar más de un suicidio y cientos de tragedias familiares. Ninguno de esos argumentos enterneció a los mandatarios del Banco Central Europeo ni a los dirigentes del Gobierno español.

La medida antideshaucios no podían entenderla más que como una peligrosa añagaza comunista. ¡Nunca habían sido pobres ni necesitados¡ ¡Ni siquiera practicaban la solidaridad cristiana hacia los que peor lo estaban pasando¡ ¡Su paraíso no estaba en el Cielo, sino en Suiza o las Islas Caimán, y no era un lugar para la eternidad, sino un transitorio paraíso fiscal¡

(¢) Carlos Parejo Delgado

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