(Escucho en las noticias
decir que sin la industria
militar y las guerras
sería algo impensable
tanto avance alcanzado
por la ciencia al servicio
de la vida y el hombre
–rememoro Hiroshima;
mejor morir de cáncer)
No son ángeles. No.
Las criaturas celestes,
ejército sin armas
a la orden de un dios cándido,
generoso y benévolo,
no son más que una burda
falacia disfrazada
de inmediata utopía,
para evangelizarnos
y hacer que comulguemos
con ruedas de molino.
No son ángeles. No.
Son hórridas quimeras
secando son sus garras
de fuego y plomo el aire.
No son ángeles. Son
obscenos buitres, drones
–que rima con ladrones
y, aunque no lo parezca,
con verdugo y con muerte.
No son ángeles. No.
Los maneja el diablo.
decir que sin la industria
militar y las guerras
sería algo impensable
tanto avance alcanzado
por la ciencia al servicio
de la vida y el hombre
–rememoro Hiroshima;
mejor morir de cáncer)
No son ángeles. No.
Las criaturas celestes,
ejército sin armas
a la orden de un dios cándido,
generoso y benévolo,
no son más que una burda
falacia disfrazada
de inmediata utopía,
para evangelizarnos
y hacer que comulguemos
con ruedas de molino.
No son ángeles. No.
Son hórridas quimeras
secando son sus garras
de fuego y plomo el aire.
No son ángeles. Son
obscenos buitres, drones
–que rima con ladrones
y, aunque no lo parezca,
con verdugo y con muerte.
No son ángeles. No.
Los maneja el diablo.
No son ángeles pero así los presentan los telediarios, como antes hacían los trovadores con los cruzados
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