Meteos vuestras banderas donde os quepan,
dejando que elijamos libremente
las hebras con que urdir nuestra mortaja.
En la mar, en la nube,
en la hierba, en el viento,
lejos de vuestros cánticos marciales,
de la ruindad letal de vuestros dogmas,
de la sangre y la pólvora.
Meteos vuestras banderas donde os quepan.
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