Tras el triunfo, en la celebración
de aquella victoriosa imposición
urdida para el bien común por todos,
hubo algo, un no sé qué, que me apartó
de la dulce ebriedad de la colmena.
Fue cuando vi el vacío,
sin ti, sin mí, sin nada,
crecido como nunca en mis adentros.
de aquella victoriosa imposición
urdida para el bien común por todos,
hubo algo, un no sé qué, que me apartó
de la dulce ebriedad de la colmena.
Fue cuando vi el vacío,
sin ti, sin mí, sin nada,
crecido como nunca en mis adentros.
Muchas veces en momentos como ese es cuando uno se siente terriblemente solo y diferente al mundo. Y duele más. Abrazo
ResponderEliminarla dulce ebriedad de la colmena estaba en el circo romano y ahora se ha desplazado al botellódromo occidental
ResponderEliminar