Hoy día, pervertida,
la Justicia en España
nos recuerda la escena -o su reverso
en lo que a su objetivo se refiere-
del "film" de Stanley Kubrick
-La naranja mecánica-,
cuando al protagonista, Alex DeLarge,
un salvaje sociópata, le instalan en
los párpados
un extraño artilugio -un par de
ganchos-
con el fin de impedirle cerrarlos y
obligarle
a ver una tras otra películas
violentas
para con este método inhumano,
llamado Ludovico en la ficción
e inspirado en los perros de Iván
Pávlov,
hacerle aborrecer toda violencia.
Hoy día a la Justicia
en la Una, Grande y Libre,
al igual que a DeLarge,
le han quitado la venda,
sólo que con el fin
de hacerle tolerar las actuaciones
violentas que en España se perpetran,
siempre y cuando lo sean
desde una posición de privilegio.
De tanto ver políticos corruptos, cada vez estamos como más resignados
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