España va hacia atrás como el cangrejo,
esclava de un hatajo de pendejos
que rinden vasallaje sin complejos
al dios mercado y, veja que te vejo,
arrancan a la patria hasta el pellejo
igual que se desuella a los conejos.
Y en tanto, amodorrado con festejos,
el pueblo, sin fruncir el entrecejo
ni queja, asiste atónito al cortejo
luctuoso que lo arrastra, amarillejo,
a la fosa común de un tiempo añejo.
Pues si otros no se quejan, ¡yo me quejo!;
me niego a ser coautor de este manejo,
callando pusilánime o perplejo.
Te ha salido perfectejo... Yo lo solucionaba haciendo una quita de unas decenas de miles de euros de intereses de la deuda estatal en cada país del sur, y los especuladores damnificados que vayan a ver a Evo Morales
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