viernes, 4 de enero de 2013

En legítima defensa

En España –esta España de políticos
corruptos al servicio de las mafias
de avaros financieros y eclesiásticos–
hay gente, despojada de sus modos
de vida y dignidad, desesperada
ante un parco horizonte sin mañana,
que no halla más salida que el suicidio.
Saltan por la ventana, de los puentes,
se cuelgan de una soga,
se queman a lo bonzo...
–o mueren de impotencia en la miseria.
Puede haber tantas formas de morir.
Mas ni una sola de ellas
habrá de conmover a estos bastardos
fascistas que, alevosos, nos masacran.
Por tanto hay que vivir y hacerlo en guerra
contra la corrupción y el usurero,
y antes que ser vencidos o rendirnos
–y no es ojo por ojo, es un deber
para con nuestros hijos y el futuro–,
tal vez morir matando.

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