Va y viene; adentro, afuera, abajo, arriba.
Es un pistón carnal que alza el deseo
y en lúbrico vaivén mueve al jadeo
ahogado que en sus sones lo cautiva.
Su brío no es constante; a la deriva,
se frena y se acelera; en su meneo,
se aleja y aproxima al apogeo
de su odisea arrítmica y lasciva.
Quisiera atarse al mástil para nunca
jamás rendirse al canto de sirena
que, terco, lo reclama, lo enajena.
Pero un violento, aun grato, espasmo trunca
su frágil voluntad y en su atalaya
se rinde, se desata, afloja, estalla.
Es un pistón carnal que alza el deseo
y en lúbrico vaivén mueve al jadeo
ahogado que en sus sones lo cautiva.
Su brío no es constante; a la deriva,
se frena y se acelera; en su meneo,
se aleja y aproxima al apogeo
de su odisea arrítmica y lasciva.
Quisiera atarse al mástil para nunca
jamás rendirse al canto de sirena
que, terco, lo reclama, lo enajena.
Pero un violento, aun grato, espasmo trunca
su frágil voluntad y en su atalaya
se rinde, se desata, afloja, estalla.
Este poema es XXX como una camiseta gigante.
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