Morfeo, preocupado por su aspecto físico, llevaba mil y una noches sin dormir. Y, para colmo de males, ni siquiera tenía quien le contase un cuento. Tratando de poner remedio a su insomnio, terminó por hacerse adicto a las operaciones de estética. Pero aquellas fueron todo un éxito. La transformación fue tal que ahora duerme el sueño eterno tras haber caído de bruces a un estanque.
Mor Feo estancado quedó
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