miércoles, 15 de agosto de 2012

Marismas del Pinar


El área restaurada es más que nada
un cúmulo tenaz de malas hierbas
brotando desde un túmulo de tierra
que pone máscara a un sudario tóxico
tejido con cenizas de pirita.
No obstante miles de árboles salpican
formando islas arbóreas regadas por goteo
este áspero paisaje de artificio:
destacan sobre el resto
el pino piñonero el eucalipto
la acacia y en los bordes

de las sendas hileras de cipreses
que dan fe del carácter funerario
de este sacrificado territorio.
Dicen que a la ciudad cuando la luna
está en cuarto menguante y sopla el viento
del sur llega el lamento del cadáver
sin alma sepultado para siempre
bajo este cenotafio del progreso.

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