Recuerdo aquella noche. El humo del tabaco. La música. La fiesta. Bajo la seda blanca, tus pezones eran la luz de un faro, y yo un torpe borracho a la deriva, ahogándome en la niebla y el vodka con naranja. Me besaste -un beso en la mejilla. Te besé. Mi corazón decía quédate. Mi mente repetía quédate. Mi sexo me gritaba quédate. Bajo la seda blanca, tus pezones eran la luz de un faro. No sé por qué me fui. Bajo la seda blanca, tus pezones eran la luz de un faro.
Fiebre de sábado noche. Es muy lindo el texto, podrías poetizarlo. Me agrada sobremanera esa expresión de "tus pezones eran la luz de un faro". ¿De felicidad sensual, no ?
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