Él: Cometí de nuevo la torpeza humana de creer que me
querías como yo a ti. Cuando, en realidad, me tomabas por el pito del sereno, y
mi corazón no es de metal.
Ella: Más de un primer suspiro mañanero y un pensamiento
postrero han volado hacia ti. Pero siempre me he visto acorralada por un montón
de dudas y manías persecutorias para corresponderte en su justa medida.
Él: Pues no te pedía tanto, ni tenía prisa alguna. Temo más
que al hambre hacer daño cuando me apasiono. Y zozobro en un mar de
incertidumbre si no me dan dulzura, confianza, intimidad y ternura.
Ella: He pecado de autoritaria, caprichosa, egoísta e
insolente. Pero así me han enseñado a ser en esta escuela de la vida. Me ofusco
si no soy la estrella principal de la película. Y tengo sed de vampira cuando
hablo. Necesito que me escuchen hasta la extenuación.
Él: Amarse es querer conocerse cada día un poco más. Y para
eso hay que ponerse en una justa balanza, y dialogar e intercambiar opiniones
de igual peso. Volverse adicto a la humildad y la modestia, y situarse en el
lugar de los demás.
Ella: Cuando alguien me ofrece sus afectos más tiernos, su
posición más frágil, saco a torear a la plaza a mis instintos más sádicos y le
zarandeo sin piedad. Creo que es resentimiento, por lo que sufrí. Me han
enseñado a ser fría, distante, hermética e impenetrable. Adoro esas fotografías
que me muestran altiva y dominante.
Él: La paciencia y la compasión son grandes virtudes para el
amor. Enfadarse tan rápidamente y por cualquier tontería conduce no sólo al
eterno resentimiento, sino también a la desconfianza y la servidumbre mal
entendida.
Ella: Enfadándome tanto me protegí siempre. Solo desde mi
torre de soledad, encaramada en una actitud preventiva y vigilante, me siento
segura.
© Carlos Parejo Delgado
La paciencia, la compasión, y creo que la ceguera.
ResponderEliminarA veces, la torre de la soledad protege, y otras marea; creo que lo mejor es no asomarse porque el vacío puede ser irremediable.
No sé, digo yo.
Me voy a alimentar a los dragones!
Te abrazo
Vaya fotito tan curiosa rafaelito
ResponderEliminarEse pulso muchas veces se produce dentro de nosotros "a dos voces" hablándonos.
ResponderEliminarMe gusta. Saluditos !