el giro de la tierra en torno a su eje
arrastra en su mecánico periplo
a todas las criaturas y artefactos
–aviones aves hadas dirigibles
arcángeles vampiros mariposas-
que osando desafiar la gravedad
se elevan en el aire
no obstante en las alturas
concurren perspectivas que permiten
–el mal también presente-
soñar con la existencia de resquicios
abiertos más allá de las estrellas
por los que vislumbrar otro universo
entretanto las piedras
que olvidaron soñar desde su origen
con el reto complejo de ser ala
sin centro se abandonan al imperio
del movimiento inerte
imposible para ellas
–las atenaza el vértigo-
alzándose insurrectas urdir una utopía
hostil a los dictados de la inercia
viajar contracorriente
arrastra en su mecánico periplo
a todas las criaturas y artefactos
–aviones aves hadas dirigibles
arcángeles vampiros mariposas-
que osando desafiar la gravedad
se elevan en el aire
no obstante en las alturas
concurren perspectivas que permiten
–el mal también presente-
soñar con la existencia de resquicios
abiertos más allá de las estrellas
por los que vislumbrar otro universo
entretanto las piedras
que olvidaron soñar desde su origen
con el reto complejo de ser ala
sin centro se abandonan al imperio
del movimiento inerte
imposible para ellas
–las atenaza el vértigo-
alzándose insurrectas urdir una utopía
hostil a los dictados de la inercia
viajar contracorriente
Me gusta más el comienzo, el descenso a la realidad pedruzcaes un poco deprimente
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