Anoche –estoy seguro;
anoche y cualquier noche-
volví a
soñar contigo. Vi, dichoso,
tus ojos en lo oscuro,
volviendo a iluminar aquel sendero
abierto al porvenir como un prodigio,
que puso ante nosotros la fortuna
y nunca recorrimos.
Después,
al despertar
-fue un sueño tan profundo-,
no recordaba nada,
igual que tú tampoco
recuerdas ya aquel sueño
que, antaño, sin decírnoslo,
despiertos compartimos.
Qué belleza!
ResponderEliminarEse final es un lujo!
Sí, sí.
Besos