sábado, 31 de marzo de 2012
Me digo a veces que no sé me basta...
Me digo a veces que no sé me basta
con que estés en el mundo
con saber comprender
aunque no me des nada
que estás que sigues viva
que estás estás respiras
aunque no para mí
aunque no me concedas
ni un instante en tus sueños
ni aun precario me otorgues
tu aliento como abrigo
aunque no pueda hablarte
mirarte cobijarte
aunque no pueda darte
mi tiempo esto tan breve
que agoniza de frío
ni tener un minuto
de una noche contigo.
A veces sólo a veces
cuando no puedo más
para no sucumbir
a la nada el vacío
la desesperación
mintiéndome fingiendo
me digo que no sé
me basta es suficiente
con saber comprender
que estás que sigues viva
en el mundo tu mundo
tan distante y distinto
de este no mundo mío.
Presentación de los Presupuestos Generales del Estado tras un día de Huelga General
viernes, 30 de marzo de 2012
Sumario
Piquete
jueves, 29 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
No olvido que olvidaste...
No olvido que olvidaste
que sigo aquí esperando
obviando que mi espera
hoy vale nada más
para no recordar
que ya la única espera
que me queda es al cabo
olvidarte olvidado
con el último olvido.
martes, 27 de marzo de 2012
lunes, 26 de marzo de 2012
Relatos verosímiles (32): El cantautor jubilado (Carlos Parejo)
José María, a sus sesenta y cinco años, se ha jubilado de su trabajo de vigilante jurado y le ha quedado una misérrima pensión. Pero en su juventud fue un afamado cantautor. Incluso, de vez en cuando se reeditan sus éxitos para solaz de los “puretas del Caribe” que, como él, se han hecho mayores por fuera aunque siguen rebeldes para sus adentros.
Los ingresos de la propiedad intelectual le vienen muy bien para completar su paga mensual. Pero en los últimos años fueron menguando alarmantemente.
Y qué indignado se ponía José María con los representantes del llamado “partido pirata” internauta. Esos que, según él, en nombre de la libertad montaban pingues negocios en INTERNET, donde se reproducía y se podía capturar gratuitamente la música que creó en sus años mozos. Y cómo lamentaba que la Red de Redes se hubiera convertido en un territorio salvaje, donde todo estaba permitido. Y los Gobiernos mirando hacia otro lado durante demasiado tiempo. Y es que lo que le interesaba –en esa coyuntura- a la emergente y potente industria tecnológica de las telecomunicaciones era vender conexiones y publicidad, aparatos y aplicaciones, y lo que circulara por la Red les daba igual. Pero, después de la caída de MEGAUMPLOAD le parece a José María que todo puede ir cambiando. Y es que las operadoras tecnológicas han visto una nueva veta de negocios en la venta por INTERNET del trabajo de literatos, músicos o pintores. Y unas golosas comisiones por su intermediación que, en sus consejos de administración, les hacen perder el equilibrio de tanta risa monetaria.
Los ingresos de la propiedad intelectual le vienen muy bien para completar su paga mensual. Pero en los últimos años fueron menguando alarmantemente.
Y qué indignado se ponía José María con los representantes del llamado “partido pirata” internauta. Esos que, según él, en nombre de la libertad montaban pingues negocios en INTERNET, donde se reproducía y se podía capturar gratuitamente la música que creó en sus años mozos. Y cómo lamentaba que la Red de Redes se hubiera convertido en un territorio salvaje, donde todo estaba permitido. Y los Gobiernos mirando hacia otro lado durante demasiado tiempo. Y es que lo que le interesaba –en esa coyuntura- a la emergente y potente industria tecnológica de las telecomunicaciones era vender conexiones y publicidad, aparatos y aplicaciones, y lo que circulara por la Red les daba igual. Pero, después de la caída de MEGAUMPLOAD le parece a José María que todo puede ir cambiando. Y es que las operadoras tecnológicas han visto una nueva veta de negocios en la venta por INTERNET del trabajo de literatos, músicos o pintores. Y unas golosas comisiones por su intermediación que, en sus consejos de administración, les hacen perder el equilibrio de tanta risa monetaria.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 25 de marzo de 2012
La grieta
Se ha roto y una grieta
inquietante y profunda
de las 11 a las 4
afilada atraviesa
el espejo del baño.
Y ahora al afeitarme
al mirarme en su herida
al lavarme los dientes
depilarme las ansias
su enorme y espantosa
su dura cicatriz
se me esculpe en el rostro
se cincela en mi aliento
en la falsa precaria
miserable esperanza
desangrándola toda
desangrándolo todo.
Y en mis venas sin sangre
en mis noches sin sueños
en mi llanto sin lágrimas
en mi voz sin palabras
de las 11 a las 4
de las 4 a las 11
ha anidado la angustia
el voraz desconsuelo
de esa huella del tiempo
sin sutura en el alma.
sábado, 24 de marzo de 2012
Beso negro
Y qué si nunca han sido publicados,
Diputación mediante, mis poemas,
no he recibido premio literario
de Ayuntamiento alguno o ateneo,
ni voy de pueblo en pueblo recitando
mis versos por rendir fiel vasallaje
a la Consejería de Cultura.
¿Acaso piensas que eso es la poesía?
Bésame el culo -estás ya acostumbrado-,
y luego, para atestiguar tus náuseas,
escribe algo al respecto.
Y tú entonces lo dijiste
Tarde. Dijiste es ya muy tarde. Tarde
para esperar la luz,
para arrancar los párpados al miedo,
y vernos reflejados en los ojos
celestes, en su albor, de la esperanza.
Y sin embargo, ahora lo sé,
flotaba una luciérnaga encendida
a sólo una mirada de distancia.
No la supimos ver.
No la supimos ver y la dejamos
ahogarse eternamente en el estático
sudario de una noche en el destiempo.
viernes, 23 de marzo de 2012
Tristezas de España
Gobernar, al igual que ocurre con la acción legislativa –piedra angular sobre la que ha de apoyarse en gran medida toda acción de gobierno-, es, en esencia, algo injusto. Y es que en la toma de decisiones políticas, muy raras son las ocasiones en las no haya algún perjudicado. Pero esas decisiones pueden ser tomadas para, perjudicando a los menos, favorecer a los más; o viceversa. En el primer caso estaríamos ante un modo de gobierno democrático, tendente al igualitarismo y al empoderamiento del pueblo; y en el segundo ante un gobierno totalitario, que puede ser bien de carácter político –se gobierna por y para favorecer a las elites políticas-, bien de carácter económico –la acción de gobierno se dirige a favorecer a las elites financieras.
Por otra parte, en los sistemas democráticos se suele hacer recaer los perjuicios inevitables y necesarios de las acciones de gobierno sobre los más fuertes, restándoles poder, con lo que el menoscabo ocasionado resulta tolerable a aquellos que lo experimentan. En los sistemas totalitarios, por el contrario, los perjuicios recaen siempre sobre los más débiles que, al ver mermadas sus ya escasas fuerzas, acaban por verse abocados a la marginalidad, la miseria, la desesperanza y, en no pocos casos, el suicidio.
En una democracia, una verdadera democracia, de las “injusticias” de los poderes ejecutivo y legislativo, crecen pueblos cultos, participativos, luminosos y felices. Los totalitarismos, en cambio, son el caldo de cultivo ideal para el erial de la ignorancia y la tristeza.
Y, en relación con todo este preámbulo, ¿qué esta ocurriendo, cómo se están desarrollando las acciones legislativas y de gobierno en la España de los últimos tiempos? ¿Se está legislando y gobernando para la felicidad? ¿O hacia la consolidación –si es que ya no estamos sumidos hasta el cuello en él- de un sistema opresivamente totalitario? Tristezas de España.
Por otra parte, en los sistemas democráticos se suele hacer recaer los perjuicios inevitables y necesarios de las acciones de gobierno sobre los más fuertes, restándoles poder, con lo que el menoscabo ocasionado resulta tolerable a aquellos que lo experimentan. En los sistemas totalitarios, por el contrario, los perjuicios recaen siempre sobre los más débiles que, al ver mermadas sus ya escasas fuerzas, acaban por verse abocados a la marginalidad, la miseria, la desesperanza y, en no pocos casos, el suicidio.
En una democracia, una verdadera democracia, de las “injusticias” de los poderes ejecutivo y legislativo, crecen pueblos cultos, participativos, luminosos y felices. Los totalitarismos, en cambio, son el caldo de cultivo ideal para el erial de la ignorancia y la tristeza.
Y, en relación con todo este preámbulo, ¿qué esta ocurriendo, cómo se están desarrollando las acciones legislativas y de gobierno en la España de los últimos tiempos? ¿Se está legislando y gobernando para la felicidad? ¿O hacia la consolidación –si es que ya no estamos sumidos hasta el cuello en él- de un sistema opresivamente totalitario? Tristezas de España.
jueves, 22 de marzo de 2012
miércoles, 21 de marzo de 2012
Propiedad transitiva
martes, 20 de marzo de 2012
lunes, 19 de marzo de 2012
España 2012
"Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo."
Francisco de Quevedo y Villegas
España 2012, estercolero
Regido por rateros y hoscas ratas,
Que a modo de cuatreros y piratas,
La esquilman al servicio del banquero
Y todo aquel que apeste a don Dinero:
Rufianes que, con fraudes y bravatas,
Se aferran como infestas garrapatas
Al pueblo y las conquistas del obrero,
Sorbiéndoles la sangre y la esperanza.
España, obsceno edén para el mafioso
De cuello blanco, el usurero a ultranza,
La curia impenitente, el noble ocioso.
España, donde el fiel de la balanza
Mudó en desleal tahúr facineroso.
Relatos verosímiles (31): Parábola del zoo de los monos (Carlos Parejo)
David vivía en una discreta ciudad media a orillas del Mar Mediterráneo. Su mayor atractivo eran los monos de su parque zoológico, común divertimento de la población.
Su familia, como tantas otras, acudía todos los domingos a ver a los jóvenes chimpancés enjaulados. Brincaban y saltaban incansables. Se hacían el amor, peleaban y gritaban. Acudían presurosos a comer cualquier cacahuete que se les ofreciera. Incluso, los visitantes más atrevidos les llevaban vasitos de bebidas alcohólicas para reírse con las tonterías mayúsculas que hacían durante sus borracheras.
Junto a estas jaulas estaban las de los chimpancés mayores. Muchas familias pasaban de largo como si no tuvieran nada interesante. Para David, la escena que se contemplaba allí contenía un dramatismo emocionante y auténtico como la vida misma. La abuela chimpancé tenía casi siempre los brazos caídos, la boca torcida, y la mirada ausente y triste. El abuelo, sordo como una tapia, miraba silencioso e impasible al horizonte mientras los recuerdos galopaban por su mente. El nuevo director del zoológico decía que ocupaban un espacio y consumían unos alimentos que había que amortizar. Y se le ocurrió doparlos con unos estimulantes que los hicieran graciosos y dicharacheros como sus nietos. David, indignado, hizo llegar a la Sociedad Protectora de Animales la manipulación de que era objeto la vida de los viejitos chimpancés. El Director, para evitar el escándalo, se resignó a dejarles acabar en paz la larga trayectoria vivida desde que los capturaron, hacía más de setenta años, en una remota y salvaje selva africana.
Su familia, como tantas otras, acudía todos los domingos a ver a los jóvenes chimpancés enjaulados. Brincaban y saltaban incansables. Se hacían el amor, peleaban y gritaban. Acudían presurosos a comer cualquier cacahuete que se les ofreciera. Incluso, los visitantes más atrevidos les llevaban vasitos de bebidas alcohólicas para reírse con las tonterías mayúsculas que hacían durante sus borracheras.
Junto a estas jaulas estaban las de los chimpancés mayores. Muchas familias pasaban de largo como si no tuvieran nada interesante. Para David, la escena que se contemplaba allí contenía un dramatismo emocionante y auténtico como la vida misma. La abuela chimpancé tenía casi siempre los brazos caídos, la boca torcida, y la mirada ausente y triste. El abuelo, sordo como una tapia, miraba silencioso e impasible al horizonte mientras los recuerdos galopaban por su mente. El nuevo director del zoológico decía que ocupaban un espacio y consumían unos alimentos que había que amortizar. Y se le ocurrió doparlos con unos estimulantes que los hicieran graciosos y dicharacheros como sus nietos. David, indignado, hizo llegar a la Sociedad Protectora de Animales la manipulación de que era objeto la vida de los viejitos chimpancés. El Director, para evitar el escándalo, se resignó a dejarles acabar en paz la larga trayectoria vivida desde que los capturaron, hacía más de setenta años, en una remota y salvaje selva africana.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 18 de marzo de 2012
Pasado el ecuador de una viciada y tediosa campaña electoral
A estas alturas ya casi sobran las palabras. "Obras son amores" -afirma el dicho. Pero el dicho sólo nos muestra la cara. ¿La cruz? Las obras que son fruto del desprecio hacia el pueblo y de la obsesión -que no amor- por agradar y servir a los poderosos. "Por sus frutos los reconoceréis." No mordáis dos veces seguidas la manzana envenenada; puede ser letal.
Miedo
sábado, 17 de marzo de 2012
Yo también soy Cuervo Ingenuo
Javier Krahe será juzgado el 28 de marzo por “cocinar” un crucifijo.
Público, 16-03-2012
Pero, ¡por dios!, Javier, cómo has osado
ponerte a cocinar un crucifijo
sabiendo, como sabes, lo prolijo
que es en colesterol y lo pesado
para la digestión que es aun asado.
¿Acaso, ingenuo, obviaste el entresijo
de los menús curiales? ¿Que este, fijo,
¡hostias!, tendría por postre algún juzgado?
Javier, yo alegaría en mi defensa,
tener desangelada la despensa
por tanto diezmo en esta España arcana
de judas y ladrones. Bueno, tú,
te debo ahora dejar, por Manitú,
que tengo puesta al fuego una sotana.
En un cementerio de sueños
La tenue luz crepuscular celada
de súbito por nubes procelosas,
pensar me hizo en que así todas las cosas
por siempre habrían tinieblas por morada.
Después, con la tormenta desatada,
golpeando de granizo, atroz, las fosas,
creí escuchar crujir las espantosas
reliquias de algún alma allí apresada.
¡Quise escapar de aquel lugar sombrío!
Pero un turbión de barro funerario,
pegándose a mis huesos por sudario,
ahogaba los despojos de mi brío;
y al fin, cuando de angustia hube despierto,
crujir sentí en la entraña un sueño muerto.
viernes, 16 de marzo de 2012
El rap de la Pepa
(Poema monorrimo, políticamente incorrecto, para una celebración constitucional)
Piel de cordero a modo de careta,
iréis el 19 de chaqueta,
el cuello blanco, hipócrita la jeta,
a otro homenaje póstumo a la Pepa,
cuando hace tanto, perros proxenetas,
que prostituís felones a su nieta.
Perdone la jauría que me meta:
¿por qué mejor no os vais a hacer puñetas?
Nunca hay error ni falta si hay apego
A María Fernández Lago,
una despistada encantadora
una despistada encantadora
Sólo no pongo al cielo por testigo
porque no creo en dios, de que, María,
tu olvido o tu retraso, amiga mía,
es algo baladí, me importa un higo.
Y es que si me importarse, por castigo,
sin duda y sin perdón, merecería
me fuese arrebatada la alegría
sin par con que me agracia ser tu amigo.
Que el alma del afecto no es llevar
una fecha concreta en la memoria,
es una generosa trayectoria
de, igual que tú conmigo, darse, dar.
¿Cómo entonces poner por nombre al niño?
Estimo que le iría bien Cariño.
jueves, 15 de marzo de 2012
Elecciones
SONETO MEDIOCRE Nº 25 OPUS 320 "EMBARAZOSO" (María Fernández Lago)
¡Tengo un retraso, Rafa, tengo un retraso!
Ya han pasado dos semanas, qué embarazo
tener que decirte ahora, de un plumazo,
esto que sabes que mira, paso a paso.
Y eso que pongo mis medios, dado el caso,
que se me va la cabeza, olvido el plazo,
y es, más que meter la pata, un patinazo,
dejar que los días pasen sin repaso.
Y ahora tú dirás qué hacemos, ya no hay vuelta;
cómo llamamos al niño, no hay tutía,
quedo como descuidada un tanto suelta,
y un tanto olvidadiza: mi follonía
pretende que la falta quede resuelta
con estas líneas de doce y analogía.
María Fernández Lago
(Aunque con un ratito de retraso
-que no le tengo en cuenta-, magnífico
regalo de cumpleaños que me ha hecho
mi amiga María. ¡GRACIAS!)
-que no le tengo en cuenta-, magnífico
regalo de cumpleaños que me ha hecho
mi amiga María. ¡GRACIAS!)
miércoles, 14 de marzo de 2012
martes, 13 de marzo de 2012
Labeglífico
Forjadas con el asma de un salmo moribundo,
de cuando en cuando invento palabras imposibles.
Son códigos arcanos que buscan en el aire
un eco mitigando la sed de su alarido.
Pesadas se desploman sobre un desierto en llamas,
mudándose en estiércol que se hunde en las arenas,
borrando cualquier rastro de su periplo alado.
De cuando en cuando ideo una clave que ignora
que no existe salida ni transliteración
que salven del silencio al poeta labeglífico.
lunes, 12 de marzo de 2012
Fiebre
Cómo expresar la fiebre en un poema
y, en un papel más gélido que el hielo,
cómo dar nombre al fuego que de anhelo
como a una santabárbara me quema.
Dónde encontrar alivio a la diadema
que haciendo arder mi sien como escalpelo,
me eleva por el aire, abate al suelo,
temblando, obnubilado, ahogado en flema.
¿Acaso es comparable al de un volcán
o al ascua que inocula el alacrán
este ardor que en mis venas corre aciago?
¿Podrá hallar lenitivo en una fuente,
la mar, el huracán o en un torrente;
o sólo en el frescor ígneo de un lago?
Catafalco
Pudiera ser que no tenga sentido
abrir un hueco para un proboscidio
en medio de estos versos errabundos
regidos paso a paso en su zozobra
por un turbión de huesos ancestrales.
Pero esto es lo que tiene la poesía:
de súbito su hechizo nos transporta
a una región de sueños siderales
o a un tártaro de insomnes pesadillas,
y todo cabe menos el regreso
al orden placentario preterido
por convencionalismos renovados.
La piel gruesa del verso nunca ha sido
garante frente al plomo del furtivo
o avaros talladores de arabescos,
y aun menos frente al tiempo deglutiendo
el ritmo acompasado y vigoroso
de semen, sangre, verbo, hálito y bilis.
Mi poema es un mamífero cansado
buscando en su periplo sin mañana
un catafalco ebúrneo en el abismo.
Relatos verosímiles (30): Los dos hermanos y la crisis (Carlos Parejo)
Su difunto padre los educó para que fueran como dos gotas de agua. Estudiaron ciencias económicas y empresariales en la selecta Universidad de Deusto. Al cumplir la treintena, Jesús María, el menor, se casó con una artesana anarquista y hippie, una vez aprobadas sus oposiciones de maestro. Pedro Antonio, el primogénito, escaló rápidamente hasta llegar a Director de Banco. Y desde allí prestó a mansalva a inmobiliarias y constructoras de todos los pelajes durante más de quince años. Pero un día, en los albores de la crisis, el supervisor central lo reunió en su despacho y le amonestó severamente: ¡Ha actuado usted con la voracidad cruel e insaciable de un tiburón financiero¡ ¡Y ha acumulado peligrosas deudas que será difícil amortizar¡ ¡Se le cierra el grifo hasta nueva orden¡. Tardó más de dos años en rehabilitar su trayectoria. Pasó a prestar a riesgo cero. Había obtenido un crédito del Banco Central Europeo a muy bajo interés. Y con este dinero compraba deuda pública al Gobierno y adelantaba pagos pendientes a sus proveedores a un interés muy superior. Su mirada volvió a brillar con los números verdes. La única preocupación que tenía en la vida era su hermano menor, al que llamaba “su mala conciencia”. Éste, Jesús María, había dejado de veranear tripulando el buque “Arco Iris” después de diez años de hacer campañas reivindicativas para que la costa de arena no fuera tragada por el ladrillo del “boom” inmobiliario. Pero había sido peor el remedio que la enfermedad. Había puesto en funcionamiento entonces la página web “todos contra la usura”. Publicaba listas comprometedoras de empresas que habían echado el cierre por no devolver préstamos a tiempo. Familias en paro que eran arrojadas de sus pisos por no pagar la hipoteca. Y un audaz catálogo de soluciones para detectar las comisiones bancarias abusivas, que se habían puesto entonces tan de moda.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 11 de marzo de 2012
La carcajada azul de los espejos...
La carcajada azul de los espejos,
sumándose a la sed, me paraliza
aun más que el picotazo emponzoñado
del aguijón del tiempo.
Al principio de todo,
cuando la nada se atavió con el disfraz
de aliento dando sangre y piel al verbo,
la idea de la muerte era un espanto:
tal vez no hubiese tiempo para, en vuelo,
viajar hasta las nubes y, en su tálamo,
vibrar en coito acuoso con la aurora:
afán por engendrar de un fuego fatuo
la flor inmarcesible de lo eterno.
No sé cuántos ensayos de ave fénix
dieron con mis anhelos contra el frío
del negro corazón de las cenizas,
hasta una noche abrir por accidente,
frente a la luna el párpado intuyendo,
al contemplar mi imagen en su azogue,
que el único periplo, único vuelo,
que se permite al légamo es la muerte.
No sé cuántos golpazos para al cabo
con el muñón de un sueño en las espaldas,
pesado como un ala no engendrada,
ser lágrima rogándole al verdugo
la gracia del fatal y último ensayo.
sábado, 10 de marzo de 2012
Copyright
El Alto Tribunal de Inquisidores,El Tribunal General de la UE (TUE) ha rechazado este viernes registrar una marca para designar orujos y aguardientes que incluye las expresiones '¡Que buenu ye!' e 'Hijoputa' por considerar que esta última palabra es percibida como injuriosa y ofensiva y por tanto "contraria a las buenas costumbres en una parte de la Unión Europea".
Público, 9-3-2012
-obscenos catecúmenos del euro-
de la Europa entregada a los mercados,
se ha negado a que sea registrado
el orujo “Hijoputa” como marca,
por ser cosa ofensiva e injuriosa:
un término indecente que va en contra
de las buenas costumbres en la Unión Europea.
En cambio el Tribunal no se preocupa
de que estén los congresos y gobiernos
y hasta los tribunales de la Unión
plagados de hijoputas sin escrúpulos,
sicarios de las mafias financieras,
urdiendo el esclavismo de los pueblos,
robando los derechos ciudadanos
y, orondos, preparando el funeral
de nuestra desnutrida democracia.
Es lógico, por tanto, que el Alto Tribunal
-gusanos arrastrados y babosos-
haya dictaminado de este modo.
Y es que lo de “hijoputa” -es evidente-,
es marca hace ya tiempo registrada,
de la que todos estos pusilánimes
políticos y jueces mercenarios
poseen sin duda alguna -¡puta madre!-
el derecho de copia.
viernes, 9 de marzo de 2012
Primera lección básica de honestidad política
Que la tierra es tuya (Campaña electoral: día 1)
“¡A galopar!”
Rafael Alberti
“¡A la mierda!”
José Antonio Labordeta
Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para instruir un sumario.
Manolo P., hace unos años, se hipotecó hasta las heces para adquirir una vivienda. Una de esas viviendas cuyo coste de construcción era entonces a lo sumo de unos 40.000 euros, y que se terminaba poniendo en venta por entre 150 y 200.000, 4 o 5 veces su valor.
Un tiempo más tarde, Manolo P. perdió su empleo. O, para ser más fieles a la verdad, a Manolo P. le fue arrebatado su derecho al trabajo por un hatajo de indeseables cuya codicia no conocía límites y que obtenían más beneficios especulando que produciendo bienes u ofreciendo servicios.
Y algo después no pudo seguir haciendo frente al pago de su hipoteca. Y a Manolo P. le fue arrebatado un nuevo derecho; su derecho a una vivienda digna; Manolo P. fue desahuciado. Manolo P., no obstante, tuvo algo de suerte. Su suegro lo acogió en su casa, compartió con él pan y penas. Sin un reproche. Siempre con una sonrisa y una palabra de ánimo para la esperanza.
Ayer Manolo P. sorprendió a su suegro llorando amargamente. A oscuras. En silencio. Como a Manolo P. aún le restaba una cantidad por satisfacer a los usureros, cantidad a la que seguía sin poder hacer frente, ahora esos perros codiciosos sin ética, humanidad ni escrúpulos, al haber avalado a su yerno para que le fuese concedido el necesario préstamo hipotecario, lo amenazaban también con el desahucio. Como a otros tantos miles, decenas de miles, centenas de miles.
Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para morder a los perros.
Hoy escribo para acusar a Emilio Botín, para acusar a Francisco González, para acusar a Juan Rossell, para acusar a Rajoy, Rubalcaba y sus predecesores… de formar parte de una, aun legalizada por leyes injustas a la carta, muy peligrosa y sanguinaria red de delincuentes, de una mafia político-especulativo-financiera, metástasis en la médula ósea de la patria, en la sangre del pueblo de la prostituida España. De una mafia que actúa con total impunidad, con premeditación, con contumaz alevosía, para hacer brotar, con intención de perpetuarla, la cizaña de la desigualdad y la injusticia, de la desilusión y el pánico.
Para acusarlos de robo, de arrebatar al pueblo, a los ciudadanos, el fruto nada fácil de años de esfuerzo, sudor y de lágrimas. Para acusarlos de condenar a la marginación y a la intemperie a los desposeídos, a los nadie.
Para acusarlos de asesinato, de ser la mano oculta que empuja al vacío al suicida o empuña la daga del infarto reventando corazones de hastío y desesperanza.
Para acusarlos de infundir y servirse del miedo para sus criminales propósitos, para acusarlos, sí, de terrorismo. Terrorismo empresarial, terrorismo financiero, terrorismo de Estado.
Para acusarlos de totalitarismo, de ser la refinada y a un tiempo brutal mafia de cuello blanco y corazón de piedra que está devolviendo al pueblo a los tiempos del esclavismo, del derecho de pernada.
Hoy escribo para acusarlos y declararlos culpables.
Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para instar, para exigir al pueblo español, a todos y cada uno de los ciudadanos españoles, si es que aún conservan una brizna de orgullo, una brizna de valor y dignidad, una brizna de cordura, que los boten. Que boten, que desahucien a todos estos bribones, a todos estos ladrones, a todos estos asesinos, y sus mamporreros políticos, de sus lujosas cuevas de Alí Babá, para conducirlos al lugar que les corresponde por sus crímenes. Hoy exijo al pueblo español que los boten. A uñas y dientes. Si fuese preciso, a patadas. Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para exigir al pueblo español que, si fuese necesario, arrastren a todos y cada uno de esos desalmados de los pelos por las calles hasta sentarlos en el banquillo de los acusados, hasta “enterrarlos en el mar”.
Manolo P., hace unos años, se hipotecó hasta las heces para adquirir una vivienda. Una de esas viviendas cuyo coste de construcción era entonces a lo sumo de unos 40.000 euros, y que se terminaba poniendo en venta por entre 150 y 200.000, 4 o 5 veces su valor.
Un tiempo más tarde, Manolo P. perdió su empleo. O, para ser más fieles a la verdad, a Manolo P. le fue arrebatado su derecho al trabajo por un hatajo de indeseables cuya codicia no conocía límites y que obtenían más beneficios especulando que produciendo bienes u ofreciendo servicios.
Y algo después no pudo seguir haciendo frente al pago de su hipoteca. Y a Manolo P. le fue arrebatado un nuevo derecho; su derecho a una vivienda digna; Manolo P. fue desahuciado. Manolo P., no obstante, tuvo algo de suerte. Su suegro lo acogió en su casa, compartió con él pan y penas. Sin un reproche. Siempre con una sonrisa y una palabra de ánimo para la esperanza.
Ayer Manolo P. sorprendió a su suegro llorando amargamente. A oscuras. En silencio. Como a Manolo P. aún le restaba una cantidad por satisfacer a los usureros, cantidad a la que seguía sin poder hacer frente, ahora esos perros codiciosos sin ética, humanidad ni escrúpulos, al haber avalado a su yerno para que le fuese concedido el necesario préstamo hipotecario, lo amenazaban también con el desahucio. Como a otros tantos miles, decenas de miles, centenas de miles.
Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para morder a los perros.
Hoy escribo para acusar a Emilio Botín, para acusar a Francisco González, para acusar a Juan Rossell, para acusar a Rajoy, Rubalcaba y sus predecesores… de formar parte de una, aun legalizada por leyes injustas a la carta, muy peligrosa y sanguinaria red de delincuentes, de una mafia político-especulativo-financiera, metástasis en la médula ósea de la patria, en la sangre del pueblo de la prostituida España. De una mafia que actúa con total impunidad, con premeditación, con contumaz alevosía, para hacer brotar, con intención de perpetuarla, la cizaña de la desigualdad y la injusticia, de la desilusión y el pánico.
Para acusarlos de robo, de arrebatar al pueblo, a los ciudadanos, el fruto nada fácil de años de esfuerzo, sudor y de lágrimas. Para acusarlos de condenar a la marginación y a la intemperie a los desposeídos, a los nadie.
Para acusarlos de asesinato, de ser la mano oculta que empuja al vacío al suicida o empuña la daga del infarto reventando corazones de hastío y desesperanza.
Para acusarlos de infundir y servirse del miedo para sus criminales propósitos, para acusarlos, sí, de terrorismo. Terrorismo empresarial, terrorismo financiero, terrorismo de Estado.
Para acusarlos de totalitarismo, de ser la refinada y a un tiempo brutal mafia de cuello blanco y corazón de piedra que está devolviendo al pueblo a los tiempos del esclavismo, del derecho de pernada.
Hoy escribo para acusarlos y declararlos culpables.
Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para instar, para exigir al pueblo español, a todos y cada uno de los ciudadanos españoles, si es que aún conservan una brizna de orgullo, una brizna de valor y dignidad, una brizna de cordura, que los boten. Que boten, que desahucien a todos estos bribones, a todos estos ladrones, a todos estos asesinos, y sus mamporreros políticos, de sus lujosas cuevas de Alí Babá, para conducirlos al lugar que les corresponde por sus crímenes. Hoy exijo al pueblo español que los boten. A uñas y dientes. Si fuese preciso, a patadas. Hoy no escribo para pedir el voto para nadie. Hoy escribo para exigir al pueblo español que, si fuese necesario, arrastren a todos y cada uno de esos desalmados de los pelos por las calles hasta sentarlos en el banquillo de los acusados, hasta “enterrarlos en el mar”.
jueves, 8 de marzo de 2012
En el Día de la Mujer un poema de Gioconda Belli
Amigas, por que tengáis -tengamos- un reivindicativo día, y llegue el tiempo en que no sea necesario "celebrarlo".
No me arrepiento de nada
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
(Gioconda Belli)
En la fotografía: Simone de Beauvoir
La jaula, de Javier Serrano
La jaula
Javier Serrano
Precio: 16.20 €
ISBN: 978-84-939443-0-8
Núm. págs.: 212
Categorias: Narrativa
Año de publicación: 2011
Descripción:
Nadie osaba contravenir aquella norma no escrita: la ley del silencio.
La vida de Bastián Bastián, un mediocre pasante de notaría, da un vuelco cuando es conducido, por algún motivo que desconoce, a un extraño penal de forma circular y panóptica, con sus puertas abiertas de par en par. En el centro de la prisión hay una torre enigmática, coronada por una campana, desde la que Fierro, un interno convertido en amo y señor de la penitenciaría, puede controlar los movimientos del resto de los internos. A la espera de que algo ocurra, la vida parece haberse detenido definitivamente en este presidio, ubicado en mitad de un desierto y a espaldas del mundo. ¿Distopía nihilista?, ¿alegoría de una sociedad en decadencia?, ¿novela de ideas en torno a los conceptos de violencia, libertad y castigo? ¿Acaso un mero drama carcelario? La jaula es la suma de todo ello, sin renunciar a la ironía, a cierta carga poética, a la crítica ecológica, a la presencia de atmósferas oníricas... En todo caso, La jaula admite tantas interpretaciones como lectores posibles.
miércoles, 7 de marzo de 2012
martes, 6 de marzo de 2012
Nuevo diccionario de términos economicos (1): Bobalización
BOBALIZACIÓN: proceso de acumulación capitalista mediante el cual las mafias legalizadas internacionales se han lanzado con descaro al saqueo global de hasta el último rincón del planeta, haciéndonos creer, con la complicidad política y mediática, que es justo y necesario, que es nuestro deber y salvación, amén.
lunes, 5 de marzo de 2012
Nigromancia
luto en la voz un muro mudo un cántico
tiznando del color del espejismo
con signos de una lengua arcana y muerta
la piedra opaca y virgen del silencio
Ilustración: "Hamlet, Prince of Denmark", de Jan Saudek
Caquexia
Mis heroínas favoritas de la Edad Media (1): La reina Ginebra
Érase la hija de unos monarcas que, con tan sólo veinte años, fue casada por razones de conveniencia política con el famoso rey Arturo. Éste la duplicaba en edad y, transcurridos dos años, Ginebra languidecía de pena. No podía tener hijos, sus padres habían muerto y el resto de familiares estaban lejos.
Desde el primer día que el caballero Lancelot llegó a Camelot se sintieron atraídos como dos imanes. Me diréis qué es lo que vio en un rudo gigantón que tenía la boca torcida y un rostro tan feo: una persona de su edad con la que podía compartir el mundo soñado que, hasta entonces, sólo consumía para sus adentros, y había sido su único consuelo en su dorada cárcel. Y es que a Ginebra, como a cualquier joven educada para reinar, la habían enseñado a controlar su comportamiento en prácticamente todo, menos en lo que referente a la necesidad de sentir un romance apasionado en plena juventud.
Ginebra recobró las ansias de vivir… ¡Cuántas veces pensaría en su amado, mientras hilaba y bordaba por las mañanas en sus cerradas y oscuras habitaciones¡¡Cuántas veces imaginaría encontrarlo cuando jugaba por las tardes a las cartas o la gallina ciega con sus damas de compañía¡ Nada más le estaba permitido entonces a una joven reina.
El propio rey puso la mecha que precipitó el fuego en que se consumieron los dos amantes. Cuando Ginebra cumplió veinticuatro, Arturo le anunció que se marcharía todo un año a combatir en una remota región. A cambio de tan larga ausencia le otorgaba el permiso de distraerse en los bosques de Camelot. ¿Cómo? Cazando palomas y otras ingenuas aves con su jauría de azores reales, siempre que fuera acompañada únicamente de Lancelot. ¡Cuántas tentaciones y remordimientos debió sufrir en los primeros días¡ Tres argumentos le pesaban como losas : La Iglesia condenaba el adulterio con las penas del Infierno. Ella era la esposa del rey, y Lancelot el mejor amigo de su Majestad y el primero de sus paladines.
Hasta su prematura muerte a los cuarenta y seis años mantuvo un amor generoso y fiel hacia los dos. Siguió venerando como un padre al rey Arturo, y queriendo como a un amante a su joven Lancelot. ¡Nunca hubo más hombres en su vida¡ Incluso, siempre amó a Lancelot en secreto, cuando se encontraban solitarios en el frondoso bosque. Y, a cambio, cuántas malignas habladurías pregonó sobre ellos la prensa rosa medieval, que se perpetuaron hasta el tiempo presente.
Desde el primer día que el caballero Lancelot llegó a Camelot se sintieron atraídos como dos imanes. Me diréis qué es lo que vio en un rudo gigantón que tenía la boca torcida y un rostro tan feo: una persona de su edad con la que podía compartir el mundo soñado que, hasta entonces, sólo consumía para sus adentros, y había sido su único consuelo en su dorada cárcel. Y es que a Ginebra, como a cualquier joven educada para reinar, la habían enseñado a controlar su comportamiento en prácticamente todo, menos en lo que referente a la necesidad de sentir un romance apasionado en plena juventud.
Ginebra recobró las ansias de vivir… ¡Cuántas veces pensaría en su amado, mientras hilaba y bordaba por las mañanas en sus cerradas y oscuras habitaciones¡¡Cuántas veces imaginaría encontrarlo cuando jugaba por las tardes a las cartas o la gallina ciega con sus damas de compañía¡ Nada más le estaba permitido entonces a una joven reina.
El propio rey puso la mecha que precipitó el fuego en que se consumieron los dos amantes. Cuando Ginebra cumplió veinticuatro, Arturo le anunció que se marcharía todo un año a combatir en una remota región. A cambio de tan larga ausencia le otorgaba el permiso de distraerse en los bosques de Camelot. ¿Cómo? Cazando palomas y otras ingenuas aves con su jauría de azores reales, siempre que fuera acompañada únicamente de Lancelot. ¡Cuántas tentaciones y remordimientos debió sufrir en los primeros días¡ Tres argumentos le pesaban como losas : La Iglesia condenaba el adulterio con las penas del Infierno. Ella era la esposa del rey, y Lancelot el mejor amigo de su Majestad y el primero de sus paladines.
Hasta su prematura muerte a los cuarenta y seis años mantuvo un amor generoso y fiel hacia los dos. Siguió venerando como un padre al rey Arturo, y queriendo como a un amante a su joven Lancelot. ¡Nunca hubo más hombres en su vida¡ Incluso, siempre amó a Lancelot en secreto, cuando se encontraban solitarios en el frondoso bosque. Y, a cambio, cuántas malignas habladurías pregonó sobre ellos la prensa rosa medieval, que se perpetuaron hasta el tiempo presente.
© Carlos Parejo Delgado
Ilustración: La reina Ginebra, De John Collier.
domingo, 4 de marzo de 2012
Resaca
desnudo entre sus ruinas mi esqueleto
se mira en las pupilas del poema
rogándole una estrofa por mortaja
los perros de la noche hueso a hueso
devoran las palabras y la idea
y eclipsan la postrer sed en las olas
¿acaso tengo miedo?
miedo no
¿y por qué estoy temblando?
porque el silencio
porque el olvido
porque el eclipse el mar la noche el frío
porque los huesos del poema