“no estoy para decir el cielo azul
con sus nubes al fondo a la derecha”
María Fernández Lago
Estoy para escuchar lo que tú digas,
No importa si evidente o escondido:
discierno que, mediando tus pupilas,
más verdes son los prados, y los trigos,
al sol de la mañana, oro que brilla,
mecido por un viento suave y tibio.
Te escucho y es tu verbo la guarida
donde hallo protección frente al bramido
silente de la gélida intemperie,
y un mapa que imagino habrá por meta
la luz inmarcesible de una estrella
saciando mi mirada eternamente.
Estoy para escucharte. Y, si me pierdo,
qué, si tu voz me guió en la sombra un tiempo.
Te escucho, te leo y aprendo con cada verso que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo o mil
Si alguien, alguna vez me hubiese dicho "estoy aqui para escucharte" en vez de oírme solamente... mi mapa sería otro.
ResponderEliminarUn besazo
Estos versos son preciosos, ese amor latente, esos ojos verdes, ENCENDIDOS en cualquier lugar del mundo.
ResponderEliminarTe quiero Rafita, todo tiene cura; el tiempo es sabio.
Tu sexto poema de evocación de los clásicos me ha dejado gratamente sorprendido. Serás la reencarnación, el Lope revivido
ResponderEliminar¿El sexto?, dices. No tenía ni idea, Carlos, de tales magnitudes. Si un día me toca la primitiva, te contrataré para poner orden en tanta anarquía.
ResponderEliminarAbrazos.
Es precioso, Rafa !
ResponderEliminarTan nítido y sencillo lo dices...parece que no hablaras, ni siquiera, parece, sí, que escucharas y sonrieras.... y así, de esa forma, te perdieras....
Abrazos, desde la nostalgia, otra vez en Eea....
Y, si me pierdo, qué, si tu voz me guió en la sombra un tiempo.
ResponderEliminarPre-cio-so.