miércoles, 7 de diciembre de 2011
Tribulaciones de una crisálida (XIII)
Tras una eternidad de sueño insomne, al despertar y comprenderse ungido de ese espanto de polvo y hueso estéril que anega los sudarios de las ánimas cautivas en el limbo, quiso gritarse "¡Lázaro...!", pero no pudo recordar los sones de su nombre.
1 comentario:
Anónimo
8 de diciembre de 2011, 5:57
Esta línea escatológica de experiencias post mortem es muy ORIGINAL
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Esta línea escatológica de experiencias post mortem es muy ORIGINAL
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