La mazmorra (XXIV)
padece una carencia irremediable
no tiene corazón
se lo arrancó en las náuseas
de un sueño agonizante
al ver que no era cierta la alborada
no obstante en los confines de la aorta
-muñón ahogado exhausto amordazado-
persisten los mazazos del latido
como una maldición yunque del tártaro
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