lunes, 26 de diciembre de 2011

El sueño de una noche de silencio


Quiero que sepa usted, amiga mía,
que la pasada noche,
la he visitado en sueños. No me lo tome a mal;
prometo que no ha sido pornográfico,
ni tan siquiera erótico... fue mucho más que eso:
usted me recibió, a sonrisa abierta,
vestida de palabras luminosas
-palabras bien medidas de poeta-,
batiendo verso a verso en retirada
al lóbrego fantasma del silencio.
Haciéndome sentir que sigo vivo,
que no soy un espectro, y aún merezco
cantar y que mi canto no se extinga
ahogado en el vacío sin un eco
que, lúcido y cordial, le dé sentido.
¡Jamás un sueño pudo ser tan bello!
Y si le hablo de usted
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . para contárselo,
es porque de no hacerlo de este modo,
no sé qué ocurriría,
y ya no tengo edad, valor ni fuerzas
para, poniendo en juego el corazón,
volver a enamorarme.

4 comentarios:

  1. Bonito, bonito:

    "y ya no tengo edad, valor ni fuerzas
    para, poniendo en juego el corazón,
    volver a enamorarme."

    besos

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  2. ¡Qué lindo! Ay, suspiro. Ese final, qué maravilla. Sigue soñando Rafa, siempre que sea este tipo de sueño.
    Besos

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  3. Menos mal que nos quedan los sueños para cumplir lo que la realidad nos descumple.
    Feliz Navidad, amigo poeta.

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  4. El final quizás sea el comienzo de un enamoramiento, y después de la renuncia venga la decisión...

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