Noche de perros. Ladran. Husmean entre el légamo buscando los huesos pavoridos de mis sueños. Lamentos fatuos se alzan desde el fondo del mar donde se pudren los deseos. Desarbolado, a la deriva, busco a tientas un cubil donde ocultarme del frío crepitar de la jauría. Pero me roba el paso la galerna, y un rayo pertinaz de luna nueva proyecta su negrura en mis pupilas, guiando la avidez de los sabuesos.
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