La mazmorra (VIII)
turbio gusano del silencio oh tú
que habiendo bosquejado el espejismo
del verbo carne ungiendo el horizonte
devoras la palabra que me nombra
y mudada en estrépito la escupes
sobre los excrementos de la noche
oh tú bozal del verso
aparta unos instantes la mortaja
de hirsuta seda que ahoga el alarido
y deja que mi cántico alce en sueños
el vuelo hacía el crepúsculo cerúleo
que ondea sobre el fiel de la mazmorra
¡Qué no pare tu cántico!
ResponderEliminarCada vez más me engancho.
Abrazos
Atenta a tus mazmorras.
ResponderEliminar:) Un besito