Golpe tras golpe
me pego contra un muro cada vez
que creo haber salvado la frontera
alzada entre el venero y la aridez
colmada de salitre de la espera
me pego y pego y pego como un pez
que olvida su dolor y a la carrera
regresa en su aturdida insensatez
a la orilla asfixiante y traicionera
y crece en mis entrañas un mar muerto
en medio del más áspero desierto
que haya morado nunca un alma humana
y en él la hiel la sal la sed la insana
carencia se transmudan espejismo
que al cabo es nuevo golpe muro abismo
Soberbio poema, tiene cadencia, en cada palabra brota sangre.
ResponderEliminarMe lo quedo enganchado en el alma para mis días abismados.
MaLena.