sábado, 9 de abril de 2011

Llega la Semana Santa y, tan ateos, empeñados en no soltar la torrija


TAN merecedor de reprobación es el corrupto, como aquellos que son incapaces de reconocer en el ojo propio la paja -al menos la paja- que ven en el ajeno. Así jamás conseguiremos limpiar el albañal de la política de baja estofa y buitres de altos vuelos de nuestros días. Lo que, tan vehementemente, exigimos a los otros, debemos ser los primeros en cumplirlo. Y, tal y como está ya el patio -quién sabe si abierto a un jodido salvapatrias con estrellas en los hombros-, no valen peros.

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