Metamorfosis apócrifa
atrapado en el lecho boca arriba
con una tonelada
de sal sobre el abdomen
estuvo pataleando agonizante
tratando de salvarse de escapar
darse la vuelta. . . . . . . . . . . . . . sobre sus élitros coriáceos
durante nueve días con sus noches
hasta el vértigo el vómito
que en las últimas sombras
anegase su aliento
terrible
. . . . . . . sobre todo
teniendo en cuenta que Gregorio Samsa
conservó en todo instante el raciocinio
y su pugna convulsa nunca fue
un mero acto mecánico e inconsciente
de corte neurológico sin centro
¿se puede imaginar mayor tortura?
morir como una inmunda cucaracha
a la que han amputado la cabeza
pero con la memoria los anhelos
las ansias de vivir
sin tara alguna intactos
No eres tú, querido, es el mundo el que está del revés....
ResponderEliminary sabes que te adoro, mi estimado Gregorio Samsa y sé que bajo esa coriácea y negra, casi repulsiva corteza de carbonífero insecto, late un pulposo, generoso, rojo intenso y tierno corazón