Pesadilla y réquiem cobarde
Soñé anoche contigo. Fue un espanto.
Vinieron a decirme que habías muerto,
Que ya se me acabó soñar despierto
Volver a estar unidos. Cuánto llanto
Vertí luego en tu entierro, qué quebranto
Nubló mi corazón, qué desconcierto,
Al ver que por la tierra era cubierto
El sueño que sin suerte quise tanto.
De qué manera ansié yacer contigo
Sin aliento, y qué hondo mi lamento
Fue por no haber sabido ir a tu encuentro
Cuando aún estuve a tiempo. No consigo
No obstante, ir a buscarte, ya, despierto.
Qué espanto; estando aún viva, te me has muerto.
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