la luz se ha marchitado
yace inmóvil debajo del párpado cerrado
anegada de sal hasta la médula
no hay medida de tiempo que abarque tanta ausencia
ni esa calma aparente que envuelve como niebla
los nervios desbocados de lo inerme
yace inmóvil debajo del párpado cerrado
anegada de sal hasta la médula
no hay medida de tiempo que abarque tanta ausencia
ni esa calma aparente que envuelve como niebla
los nervios desbocados de lo inerme
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