sábado, 5 de marzo de 2011
Esa promesa por cumplir
una carta de amor
se ha de tomar su tiempo
requiere ir desnudando tiernamente
primero con los ojos
más tarde muy despacio con las manos
apenas sin tocarlas
del velo que las cubre a las palabras
después acariciarlas conjugando
el mimo y la firmeza
enérgicos y a un tiempo delicados
mesarles largamente los cabellos
uncirlas del temblor de nuestro aliento
besarlas en los párpados la boca
morderles labios lengua lengua y labios
lamerles cuello y senos vientre y sexo
templando ese ansia indómita y demente
por ser volcán ardiendo en sus entrañas
hasta que ellas nos tomen y cabalguen
con desbocado ardor nuestros anhelos
ahogándose jadeando suplicando
que no acabe el galope aunque deseando
ese éxtasis sucinto en que al unísono
mediando aun la distancia estallan vuelan
se mueren el lector y quien le escribe
Es una terapia magnífica, Rafa. Genial como siempre.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo y buen fin de semana.