La ausente (XXXII)
(qué infausto es el azar cuando la suertetermina donde se alza la distanciaese espacio que media entre la pielque ajena al tacto abarca la miradafamélica y a un tiempo inapetente)tras largo tiempo dándome a espadame otorgas un instante frente a frentevedado el alimento de la carnetus senos abundantes y en sazóndebieran despertar el apetitoiluso sucedáneo sin nutrientede la pupila anémica y cansadapero esta sed de luz pero tus ojosantaño puerta al fondo hoy sólo brumacautivan como imanes las penumbrasde mis cuencas vacíasy crece en ti la nieblay crece en mí el espantoahondando la distancia
La distancia del silencio
ResponderEliminarsí que es del todo infranqueable
abrazos, Rafa; y luz, mucha luz celeste, que en esas cuencas vacías
brote sedosa el agua