miércoles, 24 de noviembre de 2010

Fibrilación ventricular


el corazón
del que no sueña al alba

su electrocardiograma entumecido
estático de herrumbre aun desbocado

la aguja coagulada trepanando
el lóbulo frontal a los instantes
que absurdos se suceden como un cántico
sin fe desesperado
afónico su espasmo en las mordazas

puedo escribir los versos más necios esta tarde
de lluvia cuatrienal que nunca amaina
cantar versos hipócritas y fatuos
decir las más sonoras cursiladas
pero me puede el grito
y ahogado el alarido en la garganta
aúllo estrepitoso mis silencios
contra una mar de tímpanos castrados

me dueles cuando callas porque soy el ausente
que nunca devoró tu voz de madrugada

7 comentarios:

  1. "Con mi razón apenas, con mis dedos,
    con lentas aguas lentas inundadas,
    caigo al imperio de los nomeolvides,
    a una tenaz atmósfera de luto,
    a una olvidada sala decaída,
    a un racimo de tréboles amargos". (Neruda)

    ... habrá que beber vino, que es vasodilatador =)

    Besazo.

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  2. Que el tuyo siga soñando.

    Me encantó el final.

    Eva Luna.

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  3. Siento que te regalen silencios, son tan dolorosos, sí...

    Eres un Poeta espectacular.



    Besos.

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  4. El silencio solo debe hacerse después de leer algo así.Tus palabras deberían derretir ese hielo silencioso que acuchilla en las noches de invierno.Siempre nos quedarála palabra.Abrazo

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  5. Me ha gustado esta vuelta de tuerca a los versos de Neruda y el contenido mismo de tu poema. Tu poesía se va deshaciendo de superfluidades y se está convirtiendo en un grito. Me pregunto qué lecturas frecuentas o qué convicciones asumes para este cambio de tu poesía última. Un abrazo, maestro.

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  6. Mis convicciones no han cambiado, aunque quizá se estén radicalizando en estos oscuros tiempos de vasta cólera bajó las pesadas cadenas de la infausta idolatría que los preside en los sanguinarios altares del mercado. Siempre lo social frente a lo económico y lo individualista, siempre el hombre frente al rebaño (y no es una contradicción con lo anterior, no, no lo es), siempre el amor aunque a veces, para sembrarlo, para sacudir el yugo del odio y la opresión, no quede más remedio que acudir a la guerra. Y, eterno aprendiz, nunca me abandonan Pizarnik ni Vilariño. Y en estos días las acompañan Roque Dalton y e.e. cummings. Abrazos.

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