Conjuro
La sed muda y desnuda del que, exánime,arrastra sus muñones sin alientosobre una hirsuta alfombra de cristales.Los ojos del silencio sepultandolas sombras de sus huellas anodinas.La sangre, el alarido,vertiéndose, infiltrándose, perdiéndose en la arena.
Lo malo de clavarse los cristales es que cuando crees que los has sacado siempre te das cuenta que quedan más pedacitos rotos dentro...que siguen haciendo daño
ResponderEliminarMientras quede una sola gota de sangre...
ResponderEliminarseguirás latiendo
y encendiendo almas con tu poesía.