A veces el exilio
Cuentas que me marché, dices a todos
Que no tuve valor para, a tu lado,
Quedarme, abandonando el abnegado
Deber con que me ataba a unos periodos
Que ya eran fría ceniza en los recodos
De un camino sin vuelta; que el pasado
Pudo más que el futuro y que, aterrado,
Fui un desertor. Da igual; de todos modos,
Tengas o no razón, es la distancia
El triste resultado de aquel yerro.
Cuentas que me marché, mas nunca has mencio-
nado distinta opción. Yo doy constancia:
A veces el exilio es un destierro
Velado tras los muros del silencio.
Gran soneto y tremendo final para una realidad frustante...un fuerte abarzo.
ResponderEliminarPedazo de soneto!! y cuánta razón en los últimos versos.
ResponderEliminarBesoss
Yo no diría que a veces, siempre el exilio es un destierro, y duele más allá del silencio.
ResponderEliminarUn beso, Rafa.
Ese terceto final me dejó ko.Gracias por escribirlo, gracias por dejarlo aquí.gracias.
ResponderEliminarA veces el exilio es la única salvación.
ResponderEliminarMuero y renazco entre tus versos.
Te abrazo cielito.
M.
Callar las razones, las otras razones...
ResponderEliminarA veces es mejor el silencio.
Besos, mi poeta
¡Manda huevos! que tenga que conocer tu exilio a través del blog de Carmela -Andando caminos-
ResponderEliminarDicho lo cual... prosigo
¡qué guapo te quedó! ese destierro exilio.
Un abrazo y buen día
desde aquí arriba: PAQUITA
El exilio siempre duele y punza.Quien se queda no puede sentir esa punzada.Siente otras.Un abrazo
ResponderEliminarFulminante final.
ResponderEliminarLa libertad y la palabra jamás en el destierro.
Un beso Rafa