EN ESTOS albores tan encapotadamente grisáceos del Siglo XXI, ya se ha conseguido uno de los grandes sueños del ser humano: viajar en el tiempo. Así, sin haber sacado billete ni haber tenido tiempo de preparar el equipaje para tanto vértigo, hemos terminado regresando a la falaz hipocresía dieciochesca del todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Sólo que los que, en este pretérito sobrevenido hasta nuestros días, hoy la esgrimen no pasan de ser unos palurdos sin imaginación ni estilo.
Qué lástima que sea tan cierto.
ResponderEliminarBesazo.
Pues para ese viaje no se necesitaban alforjas...
ResponderEliminarHay viajes que son patéticos.Como éste.Abrazo
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