Enriqueciendo el refranero (con un poco de sal): el cántaro y el cuento
(El aire calcinado reverbera,
mudando el mineral fuego en azogue
que cian y fresco canta cual sirena.
-El cántico es semilla de deseos-.
De súbito su sed se hace tan grande,
que no le basta el agua que retiene
el barro sin aliento de sus manos,
y, luego de dejar que se le escape,
se lanza hacia esa mar dulce y sin límites,
pegándose de bruces con un yermo
de arena, sólo arena, sólo arena.)Más vale
cántaro en mano
que cuento
de la lechera.
muy cierto ese refrán...aunque
ResponderEliminarTanto va el cántaro a la fuente
que no hay uno,que 100 años dure.
Besos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo siempre hay que hacer caso del refranero, Dafne. A veces hay que arriesgarse y romper el cántaro. Eso sí, teniendo presente que igual sólo hay arena en el horizonte.
ResponderEliminarBesos.
Coincido, el cántico es semilla de deseos.
ResponderEliminarTe abrazo dulce amigo.
M.