DESDE bien pronto, estuvo absolutamente convencida de la existencia de una, aunque misteriosa, indiscutible e infalible relación directa entre las proporciones de aquellas dos magnitudes. Y así, estuvo un largo tiempo sólo a la espera de encontrar algo acorde con el tamaño de sus expectativas. Y aquella noche, en su primera y tan tardía vez, lo único que alcanzó a obtener fue una decepción de narices.
Víperas de mucho, fiestas de nada (que diría mi madre).
ResponderEliminarBesos.
je, je, a veces pasa eso, las expectativas chirrìan cuando la realidad se aproxima.Un abrazo, Silvia.
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