Igual que hiciera –dicen- Kevin Carter,
Me observas con distante indiferencia,
En tanto el buitre hambriento de la ausencia
Se apresta a devorar mis esperanzas,
Mi aliento, mis pasiones, la palabra,
Mudados ya en desecho indescifrable,
Reflejo de las sombras que devastan
Las huellas que anhelé fuesen mi norte.
Mas no te pienses nunca responsable
Ni busques compensar con el suicidio
La culpa que en ningún modo te incumbe:
El buitre que me acecha está en mi adentro,
Fundido a la carroña del fracaso,
Y nadie ya jamás podrá ahuyentarlo.
Me observas con distante indiferencia,
En tanto el buitre hambriento de la ausencia
Se apresta a devorar mis esperanzas,
Mi aliento, mis pasiones, la palabra,
Mudados ya en desecho indescifrable,
Reflejo de las sombras que devastan
Las huellas que anhelé fuesen mi norte.
Mas no te pienses nunca responsable
Ni busques compensar con el suicidio
La culpa que en ningún modo te incumbe:
El buitre que me acecha está en mi adentro,
Fundido a la carroña del fracaso,
Y nadie ya jamás podrá ahuyentarlo.
Fotografía: Kevin Carter.
Soneto entrañable, técnicamente perfecto, líricamente sublime.
ResponderEliminarBellísimo.
Un abrazo.
Los puristas preferirán
ResponderEliminarHincar su ojo en la forma
Pobre de mí
Sólo mire el contenido
Siéntolo
Probablemente algún resto de buitre
Se me coló en mis adentros.
Un abrazo León.
es un poema durìsimo, insoportablemente duro. Oh, Rafa, siempre explorando el dolor.
ResponderEliminarUn abrazo, Silvia