jueves, 15 de julio de 2010

Soneto del renunciamiento


Muriendo, por no verte, de amargura,
Te evito renunciando a mi deseo,
Renuncia que me fragua eterno reo
Del exilio. Mas quiebra esa atadura

Y a veces coincidimos; con dulzura
Conversas y sonríes, ¡no te creo!
¿Cómo has de sonreír frente a este feo
Cadáver con tu adiós por sepultura?

Añoro tu sonrisa, no lo niego,
Tener cerca tu aliento hecho palabra,
Mas siendo incuestionable la macabra
Verdad de tu desprecio, ¡te lo ruego!:

No finjas a mi encuentro una sonrisa,
Escupe tu silencio y vete aprisa.

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