miércoles, 24 de marzo de 2010

Qué fatiguita, madre


“armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás;”

Gustavo Adolfo Bécquer
Si al bueno de Gustavo Adolfo Bécquer
Ese pedaso de poeta
Nos lo hubiesen parido en esta época
De patética envidia y ruda cólera
Regida por ególatras mediocres
En los clanes poéticos de moda
Lo habrían apuñalado por la espalda
Metafóricamente hablando o puede
Que incluso como hicieran en su día
Con aquel otro que exclamó perplejo
Mierda!
Tu quoque, Brute, fili mi?

5 comentarios:

  1. No lo apuñalaron ..pero seguramente el sentía que la vida le daba numerosas puñaladas...Murió joven ,tuberculosis,depresión desamores,como buen romántico.
    Soy aficionada a los cuentos de miedo y como anécdota tengo un libro con las inscripciones de las tumbas de aquellos importantes que las escribían....no pasaban de los cuarenta.

    Besos

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  3. La envidia es una de las armas más destructiva que existen en el mundo. Contra eso la cabeza alta y a seguir adelante.

    Besos

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  4. Ah Bécquer que bello!

    La envidia es terrible, es andar a tientas, encegecido.


    Beso.


    M.

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  5. Ay, León, León
    Ya sabes
    los grandes
    estamos aquí
    para dar envidia
    y ser envidiados.
    Será cuestión
    de ir a espalda cubierta
    y nada más.

    Abrazos, Gran León.

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