En la última trinchera
Te requiero una tregua.No te hablo de firmar la paz de unirnosBorrando en nuestra alianza las fronterasDe deponer las almas.Tan sólo te propongo un armisticioQue libre de metralla me permitaHacerle un torniquete al horizonte
Soldar los huesos rotos por la ausencia
Vendar la herida infecta del silencio
Y alzado en las muletas que concedeEl magno al que a sus pies yace en jironesTrenzar con dignidad la retirada.
Nunca la inmisericordia fue magnánima. Así que ya sólo te queda retirarte sin honra o tirar a herir. Nunca deberías olvidarlo. Ni como enemigo te merece.
ResponderEliminarNo rompas tú también nuestro pacto, Gaviota.
ResponderEliminarpero èxodo, este poema es perfecto. ¿te das cuenta que no se puede decir lo que dices de mejor manera? en fin, mucha envidia es lo que siento, un abrazo, Silvia.
ResponderEliminarcreo, Rafa, que el poeta que más aplaudiría el poema que has escrito sería Miguel Hernandéz.
ResponderEliminarun beso
Maravillosa propuesta para la firma de un armisticio.
ResponderEliminarTerriblemente bello.
Un beso
¿Cómo se puede decir tan bien lo que has dicho en este precioso poema?
ResponderEliminarMe encanta el verso que dice: "Vendar la herida infecta del silencio". Esa es una herida muy mala, ciertamente.
Creo que hay coincidencia...a mi también me parece perfecto,todos los versos me gustan pero
ResponderEliminarhacerle un torniquete al horizonte...
me parece precioso e imposible por su infinitud.
Trenzar con dignidad la retirada...
la triste aceptación de la derrota.
besos
Vengo leyendote de apoco y...
ResponderEliminarParece que cada escrito lo hubieras construído a través de las propuestas que le he hecho en los últimos dos años...
Misterio del alma humana la de amar lo que no nos ama y desear (en forma tan poderosa y apasionada) a quien nos daña en su ausencia reiterada.
No lo entiendo, te juro.
Pero lo siento.
Y si no lo propongo mas es porque me he atado las manos. Y la boca.
....
Y anestesiado el alma...