Como en otras zonas del español, en México el zancudo es el mosquito, pero es sobre todo el insecto, parecido a él aunque de mucho mayor tamaño, que en inglés llaman daddy long legs y dragonfly. Aquí nadie emplea su verdadero nombre: típula.
Julián Hernández, Breves apuntes sobre el español hablado en México (1952)
Entra bajo el calor, mide mi cuarto.
Su torpe vuelo no produce ruido.
Da vueltas por la lámpara.
No se atreve a inmolarse.
Pegado a la pared se queda inmóvil.
Se limita a observarme y a temerme.
Se resigna a morir, triste, seguro
De que voy a aplastarlo.
Su pasiva fijeza es un misterio:
Está retando al mundo y a lo humano.
El anticolibrí, muestra irrisoria
Del total desamparo,
Sin duda es (como yo) lento, antiestético.
Pero no dice: “Apiádate”.
Odia la compasión. A su manera
Es valiente entre los valientes.
Otros dirán: “Imbécil.
Puede escapar: hay puertas y ventanas”.
No voy a destruir a un inocente.
¿Quiero ostentar misericordia altiva?
¿O estoy paralizado como él,
Incapaz de aceptar su desafío?
El zancudo me dicta sin quererlo
Su lección indeseable:
“Si aún sigues aquí
No es por tu mérito.
Se trata nada más de que hasta ahora
Alguien ha decidido perdonarte”.
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