viernes, 27 de noviembre de 2009

Execración


Toc toc toc un fantasma
Llama a tu puerta ¿escuchas
Sus gastados muñones
Con espanto golpeando
A destajo el vacío?
¿Sus ansias náuseas vértigo
A lo cóncavo atándolo?
¿Su súplica a Azazel
Clamando por un soplo
Ardiente que le otorgue
Un cuerpo un sueño un labio
La piel la voz sus huellas
La luz que en los espejos
Lastrada de desprecio
Se hundió traspapelada?
¿No escuchas, no me escuchas?
Por sólo un eco breve
Te entrego el alma a saldo

Toc toc

Toc toc toc



Toc





Toc

8 comentarios:

  1. ¡Qué bonitos versos!
    Yo quiero ver un fantasma, espera que voy a abrir jaja.
    Besos Rafita

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  2. Ah, no me importa el precio ehhh.

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  3. La soledad poblada y los fantasmas se parecen tanto...
    ¿no me escuchas?
    No nos oyen, no.
    Un beso

    (Si Rafa, si habias leido mi relato "Soledad incolora", hace un año mas o menos lo colgué en el blog... es un regalo saber que te acuerdas.)

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  4. UN FANTASMA LLAMADO...SILENCIO


    Yace en la penumbra
    Un fantasma envuelto
    En sudario aciago

    Secos,
    ya sin vida
    Acude un racimo
    De recuerdos vagos


    ¿Dónde están tus manos
    tus besos perlados
    dónde el castaño
    de tus ojos claros?

    Toc toc
    arrastra cadenas
    De rumbo sin pasos

    Toc toc
    corazón latiendo
    toc toc
    Muere desangrado

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  5. Circe ¿cuándo leches te piensas abrir un blog para colgar tus andanzas poéticas. Mira que eres obstinada.

    Un beso.

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  6. Rafa lo de "leches" es por el "blanco sudario" ¿no? jaja

    sabes que no lo soy,Rafa, no sé de poesía. Estos "cuelgues" no sé de dónde "carallo" salen...

    El beso, me lo quedo

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  7. Detrás de aquella puerta.

    En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
    aquella que no abriste
    y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
    Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
    pero tiene el color de la inclemencia
    y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
    Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído de tu ayer,
    acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
    acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
    y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
    Es tan sólo un engaño,
    una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía
    refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
    Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
    no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
    No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
    -cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo-
    descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
    ¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
    la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
    No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
    con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
    no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
    porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
    Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
    Si consigues pasar,
    encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.

    O.O

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