Movido por un pálpito animal
La vista dirigió hacia la ventana
Al, ciego, presentir tras la penumbra
La estela de una luz ya sepultada.
Y entonces, aunque ausente, apareció
Mirándolo al pasar sin vislumbrarlo.
No supo en ese atroz y exiguo instante
Si alzar su vuelo huyendo tras la aurora
O, en cambio, bajo el légamo enterrar
Por siempre los vestigios de sus alas.
La vista dirigió hacia la ventana
Al, ciego, presentir tras la penumbra
La estela de una luz ya sepultada.
Y entonces, aunque ausente, apareció
Mirándolo al pasar sin vislumbrarlo.
No supo en ese atroz y exiguo instante
Si alzar su vuelo huyendo tras la aurora
O, en cambio, bajo el légamo enterrar
Por siempre los vestigios de sus alas.
¡Qué hermoso final!
ResponderEliminarHablando como los locos, recordé una duda… ¿Las luciérnagas son espíritus?
Eso me decían de niña.
Besos