Zigurat
Volver a la palabra, al verbo, a un nombre,Vedados a estos labios que, sedientos,Lamiendo están la sal de las estatuas,Rodeados por la bruma en su atalaya.Anclado en los dialectos no hay escalasQue lleven al enigma indescifrable,Esencia evanescente sin semillaQue, pútrida, conforma ensueños vanos.Trepanados los tímpanosY la lengua enhebrada en la garganta,Regresar a la música,A los sones celestes que diluye el ocaso;Volver al tabernáculo humeanteDonde arman su entelequia los idólatrasSin miedo a consumar la profecía.
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