La persuasión de los ocasos
En asunto de náuseas comulgo con Girondo;Así que no te cortes:Que no quede en tu estómago famélicoNi un átomo marchito, a pan y agua,De flora o espantajo intestinal;Deshazte de la sangre amoratadaQue corre prisionera por tus venas;Destierra los gemidos que en tu bocaInsuflan aire hastiado a tus pulmones;Y arranca la cabeza a la esperanzaQue yace en la ebriedad de tus crepúsculos.Arroja al inodoro gloria y dioses.¡Vomita, ----------- perro!;--------------------- al cabo tus entrañasSe encuentran ya vacías,Y en tanta soledad se admite “vértigo”Como ángel o animal de compañía.
Doy por válido el"vertigo" para tapar el agujero de la soledad, cuando vacios, hasta de razones, nos deja el vómito.
ResponderEliminarBesos