Era la hora del té. Las finas tazas
De porcelana china, el té, el mantel,
Las pastas
Y el azúcar,
La leche, el agua en la tetera: todo
Con celo bien dispuesto...
Pero él,
Una vez más,
No vino.
(La arena en el reloj siempre marcando
La herida de las cinco de la tarde).
Ilustración: Afternoon tea, de Alexander Rossi.
¡Qué amarga resulta esa bebida nunca compartida !
ResponderEliminarBesos
¡COÑO! SI SE REFERÍA a ESte TÉ... a este Jodido Té -Milena, hablo de Milena-
ResponderEliminarPAQUITA -perdón por el error... increible? en mí-