Del fondo de la tundra cenagosa,
Lindero entre el insomnio y la fatiga,
De súbito un ensueño emerge alado
Y anida como un pájaro en el alma
Del árbol que, entre el hielo, seco y solo,
Sucumbe con la savia hecha cristales.
Y anega de ilusión la duermevela
Que, muda, acoge sólo musgo y liquen,
Quebrando con su cántico la escarcha:
Un trino embriagador cual vino joven
Que alumbra un breve instante la esperanza,
Mudándose después brutal resaca
Que arrastra entre sus olas la ala rota
Al piélago voraz de la congoja.
(No cansa entre los témpanos lo yermo;
Agota en su salmuera la ilusoria
Y enjuta redención del espejismo).
Es precioso y el trino embriaga, sí señor.
ResponderEliminar¡ habrá cosa más linda que el trinar de los pajarillos, tan chiquitos ellos, nos colman de alegría... me encantan !
Besos