El lecho donde antaño hubiera un fuego
Ardiendo en el fulgor de su presencia,
En páramo ha mudado sin candencia,
Cenizas ya la leña de su apego.
Y eleva, sin abrigo, al cielo un ruego
Ungido de unas lágrimas que, apenas,
Entibian la cellisca, a manos llenas,
De ausencia que, en su sangre, ha penetrado,
Dejándola a merced del cruel bocado
Del lobo solitario de sus penas.
Ardiendo en el fulgor de su presencia,
En páramo ha mudado sin candencia,
Cenizas ya la leña de su apego.
Y eleva, sin abrigo, al cielo un ruego
Ungido de unas lágrimas que, apenas,
Entibian la cellisca, a manos llenas,
De ausencia que, en su sangre, ha penetrado,
Dejándola a merced del cruel bocado
Del lobo solitario de sus penas.
Ilustración: "En soledad", de Mar Sánchez.
es muy hermosa la conjunción entre los cuadros de Mar y tus poemas.
ResponderEliminarun abrazo.
Rafa gracias por terminar mitrabajo, es una gozada leerte.
ResponderEliminarP.D: Estoy secuestrada en la planta 10, aunk en el reino de Granada. Besos
Rafa, yo a eso le llamo "tiempo", tiempo y rutina, que acaba con el fuego y no deja ni una brasa encendida...
ResponderEliminarSi ves a Mar o hablas con ella, dale un beso de mi parte; su arte es inconfundible y me gusta muchísimo. Es un placer "veros" a los dos juntos.
Besos