viernes, 29 de mayo de 2009

Cuatro (monólogo a dos lenguas en la Luna)


“And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;”
Edgar Allan Poe

Hoy, repasando aquel amargo intercambio de palabras inútiles que perpetramos entonces, creo, sin llegar a arrepentirme, que jamás debí componerte aquel poema de 25 de octubre.

En aquel tiempo yo ni lo sospechaba. Pero ahora no me cabe duda alguna de que tú, quizá por miedo o puede que por aquel amor colmado de cristales rotos que con tanto esfuerzo nos negabas, habías edificado ya sobre nuestras ruinas un profundo desprecio por las intensas emociones que en mí despertabas y que yo no podía dejar de plasmar en mis versos desvalidos y sin norte. En cualquier caso, e independientemente de tu hondo desdén por el clamor herido de mi sangre… ¡era ya todo tan prosaico, que nada merecía uno solo de mis ripios!

No, no fue la distancia, fueron las lágrimas del sauce diluviando desde las ramas que, esquivas, abarrotaban con su aroma a maraña el cielo raso de la ciénaga. Ahora que ya nada queda, no me extraña que recordases el barro mancillando nuestras huellas y, como único amparo posible, abogases por la incomunicación y la intrascendencia, rememorando aquella oscura profecía que, al filo de una lúgubre medianoche, profirió el cuervo de Poe: señal de despedida que, con su graznido indeleble, tatuó sobre las palmas de mis manos, siempre tan vacías y alérgicas a los restos de pólvora, la sombra terrible de sus alas negras y sin vuelo.

De todos modos, reconozco que aquel “espalda contra espalda” con el que comencé aquella elegía, aunque por otros motivos a los que quise imaginar entonces, fue todo un acierto. Sí, espalda contra espalda; como dos extraños que se dan cita para un duelo a muerte.

Te enviaría besos, pero mis labios están ya tan secos que carecen de todo lo necesario para dar a luz el cálido color que ello requiere.

La rana sin azul.

29 de mayo de 2009

5 comentarios:

  1. Incomunicación: el principio de un fin cierto, espalda contra espalda.

    Y sigo dando vueltas y haciendo "mío" el monólogo y el paso del tiempo.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. "Espalda contra espalda " es lo peor que puede ocurrirle a aquellos que otrora estuvieran
    "pecho junto a pecho ".

    Un abrazo

    Merce

    ResponderEliminar
  3. La unicas lágrimas vertidas ...las del sauce llorón,testigo mudo de los labios ,resecos sin aliento,¿incapaces de besar? y allá a lo lejos su voz como eco de aquel negruzco pájaro, feo y solitario, de quien apredió una sóla palabra: NEVERMORE...NEVERMORE.

    Y vamos a por el cua...Nunca digas nunca jamás

    ResponderEliminar
  4. Uf..me desconté...a por el tres númerito mágico.Tres eran tres...a la de una a la de dos y a la de tres...etc etc

    ResponderEliminar
  5. "La pared que custodia mis sueños se derrumba atrapandome en los escombros de su abrazo"
    Un beso.

    ResponderEliminar