lunes, 2 de marzo de 2009
Más allá de los sueños
Requiero al resplandor del firmamento
Respuestas a preguntas tan distantes
Que nunca se podrán ver formuladas;
La inmundicia estelar contamina en la noche
La huella del ocaso en las arenas,
E, inquieto, el mar se agita ante lo inmenso:
Titánica es la nada que cabe en una sombra,
Y guarida, lo eterno,
De quimeras.
Buscamos por auroras boreales
La estela permanente que, en su tránsito,
Nos salve de los límites que impone
La vasta eternidad sin providencia;
Mas la termodinámica es un dogma
Tenaz e intolerante
Que aplasta los anhelos celestiales
Seráficos y plúmbeos para el vuelo.
Hubo hace tiempo un tiempo
De peregrinaciones,
Una deidad de aliento,
Carne y hueso
Danzando desvestida entre la niebla.
Luego,
Tras imponer su letra el vértigo,
Una ceguera
De años luz y polvo
Se asió de la garganta del aullido
Que alzó la soledad y en ella nace.
Y ahora que es tarde, dónde se halla ese hálito
Que transmuda los sueños en vigilia,
Del yermo hace que emerjan
Ascua y sangre,
Y derrota al abismo en sus mareas:
Jamás ha habido un ángel en los cielos
Blandiendo espada en llamas o ala blanca;
Reducto es el infierno de lo frío.
Más allá del cuchillo de la niebla
Nunca hubo nada. Sólo queda, pues,
Apretar bien los dientes frente al hielo
Y al fondo de uno mismo dirigirse
Buscando el fatuo albor que, desolados,
Nos quema sin calor dentro de un sueño
Que efímero y brutal se desvanece.
Es lamentable la cantidad de sueños que pierden el rumbo en estos días.
ResponderEliminarBesitos Rafael.
Te he dejado un vuelo de cisne.
ResponderEliminarBesos mi querido Rafa.