Maraña
Mi padre, tan curtido en desengaños,
Solía repetirme, inapelable,
Igual que aquél que emite una sentencia:
“Que nunca te domine el corazón;
Cuando eso nos sucede, la esperanza
Dejamos, sin cauterio, hecha jirones,
Rendida y para siempre en los zarzales
Que, obstrusos, enmarañan nuestra senda”.
Mi padre, que a menudo erraba el tiro,
Lo puedo ya decir por experiencia,
No estuvo equivocado en tal aserto.
Mas qué regusto dulce en la derrota,
Por nunca haber seguido su consejo,
Sabiendo que, aun a ciegas y perdidas
Mis vanas ilusiones y hasta el vuelo,
Aún sigo conservando, en mi fracaso,
Rebelde, el entusiasmo por la búsqueda.
Escarmentar por la experiencia de ser el dueño de un corazón sin puertas.
ResponderEliminarUn beso
Aún sigo conservando, en mi fracaso,Rebelde, el entusiasmo por la búsqueda"
ResponderEliminarEntonces sigues VIVO, Rafa, corazón.
Ya sabes: muchos consejos están para no seguirlos
Abrazotes
esa es la actitud¡¡ Entusiasmo.
ResponderEliminarbesosss¡¡
Por más tropiezos que nos de la vida, hemos de estar con entereza para volver a levantarnos.
ResponderEliminarUn besito.
(...)conservando, en mi fracaso,
ResponderEliminarRebelde, el entusiasmo por la búsqueda.
conservando, fracaso, Rebelde, entusiasmo, búsqueda.
Todo junto parece alentador, de ser así. Felicidades. Más besos. PAQUITAA
Consejo de padre: acertado.
ResponderEliminarSi te domina el corazón te lo romperán una y mil veces, pero es imposible seguirlo cuando te domina el corazón. Mejor roto que seco.
Bueno, parece que aqui se atisba un cierto optimismo, aunque sea por rebeldía.
ResponderEliminarUn saludo, Rafa.
Siento desautorizar a tu padre, a un padre no debe quitársele la razón, y además seguiro que tenía razón, pero yo no puedo dejar de decirte "que siempre te domine el corazón", aunque se te parta mil veces.
ResponderEliminarBesos, amigo!!