Quisiste navegar contra corriente,
Con ansia aventurera, a la conquista
Del sueño fantasmal de un El Dorado.
Traidor y Peregrino y hasta Príncipe
De falsa Libertad y vasta Cólera,
Bogaste decidido, sin cauciones,
Seguro de ser Febo en tu destino;
Mas, rojo, un firmamento de demencia,
Torció tu rumbo en aguas de un Leteo
De umbrosos albañales sin regreso.
Temprano se hizo tarde.
Con el tiempo estancado como ciénaga
Jamás gozaste un viento favorable,
Y el orto y el ocaso, confundidos,
Se hicieron territorios de frontera
Que, helados como filo de navaja,
Segáronle el aliento a Inés de Atienza.
Monstruoso parricidio perpetraste,
Tu crimen más abyecto y perturbado,
Allá en Barquisimeto, a cuchilladas,
Do luego el arcabuz de un marañón
Tu carne desplomó para los perros,
Haciéndole a tus víctimas justicia.
Proscrito en la penumbra del destiempo,
No más quedó la niebla del fracaso
Mudando por traición tu rebeldía
Y el mapa del tesoro en un despojo
Expuesto cercenado en una jaula.
Pero El Dorado, Aguirre…
El Dorado...
Existe.
...y también la cólera de Dios.
ResponderEliminarY existe la esperanza y el sosiego y el tirar "palante...
ResponderEliminarBesos
Sorry, pero... jajajajajajajajajajajaja :))))
ResponderEliminarAsí que conoces la leyenda del Tirano Aguirre?
La próxima vez que vaya a mi tierra, te envio una foto del lugar donde asesinó a su hija y, eres uno de los pocos no venezolanos que escribe Barquisimeto como se debe :)
Besos.
Se ponen los pelos de punta y la carne de gallina...
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